Cuando la leche vale menos que el esfuerzo: el drama del sector lechero poblano
- N. Poblana
- 7 oct
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Puebla, Pue. 7 de octubre de 2025. En el estado de Puebla, los productores de leche viven una realidad cada vez más compleja: atrapados entre acaparadores que controlan el precio de compra y la imposibilidad de comercializar con margen justo, muchos dicen verse forzados a malvender su producto para evitar pérdidas mayores. Lo que para unos podría parecer un negocio con poca ganancia, para estos productores significa una tensión constante entre sostener sus familias o abandonar los establos.
Aquellos que ordeñan en cuencas lecheras del interior del estado aseguran que, a pesar de la calidad del producto, el mercado está manipulado. Los acaparadores imponen precios que apenas cubren costos de alimentación, medicamentos para el hato bovino, transporte y mano de obra. En muchos casos, los productores denuncian que son obligados a aceptar valores por litro muy inferiores a los costos reales, con la amenaza implícita de no vender si se rehúsan.

Los márgenes estrechos también se traducen en una precariedad latente del oficio. Muchos carecen de infraestructura para conservar la leche, equipamiento moderno o redes de transporte eficientes. Cuando la leche se retrasa, se desperdicia; cuando se acepta precio bajo, se pierde valor; y cuando el mercado cambia, se queda sin comprador. Tal situación refuerza una idea dolorosa: producir ya no garantiza subsistencia digna.
Ante esta presión, algunas organizaciones del sector lechero y voces técnicas han exigido la intervención del gobierno estatal para estandarizar la compra de leche y regular la figura de acaparadores. Proponen crear centros de acopio transparentes, establecer precios mínimos regionales, fomentar cooperativas y promover esquemas de valor agregado. Así, aspirarían a que no solo el litro llegue a manos de consumidores, sino que quienes lo producen también reciban lo que les corresponde.

La amenaza es clara: si no se actúa con urgencia, muchas familias rurales podrían abandonar la actividad lechera. Y con ellas, un pedazo del músculo agropecuario poblano. Este sector no solo es una fuente de ingresos —a menudo única—, sino parte esencial del sustento territorial y cultural de la zona rural. El reto hoy no es producir más, es producir con dignidad.







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